Lara Villalón/EFE

  • Si se cumplen los pronósticos, el tercer aeropuerto de Estambul será el de más tráfico del mundo.
  • Planea gestionar 90 millones de pasajeros anuales ya en 2019, y 200 millones en 2023.

Nuevo aeropuerto internacional de Estambul

Faltan elementos en la terminal y en la pista de aterrizaje, pero Turquía inauguró en una solemne ceremonia, coincidiendo con el 95 aniversario del país, el tercer aeropuerto de Estambul, que aspira a convertirse en el de mayor tráfico de pasajeros del mundo. El aeródromo se empezó a construir en 2016 sobre una mina de carbón y dos lagos situados en el noroeste de la parte europea de Estambul, muy cerca del mar Negro.

IGA (Istanbul Grand Airport), la empresa que lo construye y lo gestionará, aseguró que comenzarán a operar los primeros vuelos de Turkish Airlines, la principal aerolínea turca, con una frecuencia inicial de cinco conexiones diarias, tanto nacionales como internacionales a Chipre y Azerbaiyán. Un tráfico insignificante si se compara con que el nuevo aeropuerto planea gestionar 90 millones de pasajeros anuales ya en 2019, y 200 millones en 2023.

Si se cumplen esos pronósticos, esta infraestructura será el aeropuerto con más tráfico del mundo, doblando casi los 104 millones de pasajeros que transitaron en 2017 por el Hartsfield-Jackson Atlanta International Airport, que ostenta actualmente el récord.

“(El aeropuerto de) Atatürk aumentó su actividad un 22% en cinco años y ya no podía crecer más. Necesitábamos una nueva construcción”, explicó recientemente Kadri Samsunlu, director de IGA, a un grupo de periodistas, refiriéndose al principal aeródromo de Turquía, también en Estambul.

El Atatürk comenzó a funcionar en 1953, pero fue ampliado y renovado en 1999. No cerrará de golpe, sino que habrá un periodo de transición. Un proceso que será complicado, debido al enorme volumen de vuelos y a que la nueva infraestructura se encuentra a 45 kilómetros de la actual. Sí seguirá operando el Sabiha Gökçen, un aeropuerto en la parte asiática de Estambul con capacidad para 25 millones de pasajeros al año.

El plan del Gobierno turco es que la nueva infraestructura sea el centro de un complejo empresarial y de negocios que, junto a la actividad del aeropuerto, genere una riqueza equivalente al 4,89% del PIB del país en 2025.

Ha costado 10.000 millones de euros

Esencial para que se cumpla ese proyecto es que se termine la línea de metro que salve los 35 kilómetros entre la ciudad y el aeropuerto, y que no estará lista hasta finales de 2020. Hasta entonces, una línea de autobuses trasladará a los pasajeros desde y hacia el centro de la capital eurasiática.

Lo cierto es que esta ambiciosa infraestructura, que cuando esté terminada habrá costado 10.000 millones de euros (11.338 millones de dólares), ha sufrido numerosos retrasos. El acuerdo para construirlo se firmó en mayo de 2013 y los planes iniciales preveían su inauguración en 2017. En 2014, un tribunal ordenó la suspensión de las obras por posibles daños medioambientales.

En los dos últimos meses, las obras se han demorado por las huelgas de trabajadores que pedían salarios atrasados, mejoras de las condiciones de alojamiento, así como ropa de trabajo y una atención médica correcta para víctimas de accidentes laborales.

Más de 460 trabajadores, de los que 36 siguen en prisión preventiva, han sido detenidos por participar en los paros. Sindicatos turcos denuncian que, desde el inicio de la obra, han muerto 38 trabajadores en accidentes laborales, aunque IGA reduce la cifra a 30.

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