EUROPA PRESS

  • Los recursos naturales brindan la oportunidad de practicar senderismo, barranquismo, buceo o salto en parapente.
  • Su bosque de Laurisilva es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Madeira

Madeira es un paraíso natural abierto a los amantes del turismo activo. En esta isla portuguesa del Atlántico, con solo 57 kilómetros de largo y un máximo de 22 kilómetros de ancho, los recursos naturales brindan a vecinos y visitantes la oportunidad de practicar deportes de aventura como el senderismo, el barranquismo, el buceo, o el salto en parapente, siempre rodeados del entorno mágico y salvaje que proporciona su superficie rocosa y abrupta.

La majestuosidad de sus ríos convierten a esta isla en un lugar perfecto para los amantes del barranquismo y para los que se atreven a desafiar a la naturaleza recorriendo los vertiginosos cursos de agua valiéndose de técnicas como las de la escalada, el descenso en rapel o incluso, en algunos tramos, de nado. Si se visita en invierno, la mejor zona para el barranquismo en Madeira es la sur, en la ribera da Pedra Blanca, das Cales, Ribeiro Frío, o Ribero do Infero, ya que debido al tiempo es más recomendable practicar este deporte de aventura en zonas con menos desniveles y unas corrientes más tranquilas.

Para los que prefieran paseos más ligeros y con los pies en la tierra, en esta pequeña isla del Atlántico se puede disfrutar del bosque de Laurisilva, uno de los ecosistemas naturales más importantes y característicos del archipiélago declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que se encuentra integrado en el Parque Natural de Madeira.

Para recorrer este bosque a pie la mejor opción es seguir una de las levadas, unos senderos construidos junto a los canales de riego de toda la isla. Las rutas de las levadas son muy conocidas en el ámbito del senderismo, pero además de los expertos, los menos entrenados también pueden seguirlas. Los caminos son de todo tipo y aunque su dificultad es variable, pocas veces es extrema.

Del mar al cielo

Aunque el verde de Madeira llama la atención, también es un lugar privilegiado para los amantes del mar. Aquí, los aficionados al buceo podrán descubrir el increíble mundo acuático que se esconde en el Atlántico, además de vivir una experiencia difícil de repetir: nadar explorando un barco hundido. En la zona de Madalena do Mar, a apenas 180 de la costa está el conocido como ‘Bowbelle’, un barco hundido hace unos años y que ahora reposa a unos 30 metros de profundidad dando forma a un arrecife artificial que sin duda, merece la pena explorar.

También se puede disfrutar de la vida marina buceando en lugares como Caniço, Garajau, Muahico, Caniçal y Santa Cruz, donde se puede nadar acompañado de anémonas, corales negros, meros, morenas, mantas y hasta lobos marinos, una de las especies más raras del mundo y muy difícil de encontrar.

Los deportes de aventura son el plan perfecto para esta isla portuguesa y el salto en parapente o el vuelo en ala delta no se quedan atrás. Aunque la isla está repleta de puntos aptos para los saltos, los más recurrentes son el pico de la Cruz, el mirador de la Magdalena y la zona de Porto da Cruz y Prazeres. Desde el aire, solo los más atrevidos pueden disfrutar de una vista diferente de esta isla volcánica, obteniendo una perspectiva única del entorno y captando las diferencias de relieve y paisaje entre el macizo central montañoso de Madeira y su zona costera.

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