Universidad de Salamanca; la rana has de buscar. Leyenda.

 

 

Fragmentos de Vida

Salamanca da cobijo a una antigua tradición. Para impedir su olvido, en la Fachada de la Universidad, abierta al Patio de de Escuelas, el relieve de un sapo –que no rana– recuerda una indicación:

La portada pertenece al edificio de las Escuelas Mayores. De estilo plateresco, fue finalizada en 1529 y su autoría se atribuye a Juan de Talavera, quién, conocedor de una historia que musitaban los estudiantes, quiso plasmar una exhortación sobre la puerta que atravesaban aquellos que “aprendían todos los saberes” y, en cuya biblioteca interior, sucedió lo que los libros no se atreven a contar.

El sapo simboliza el pecado de la lujuria y sobre la calavera, se convierte en compañero de la muerte…Narra una leyenda, que el anfibio es una rana…

…Busca entre los relieves. Allí la hallarás, altiva sobre un cráneo que posee una gran verdad. Pide un deseo. Ella si la encuentras, te lo concederá.

La creencia indica que en la portentosa fachada has de buscar, y lo que el escultor al relieve dio forma de sapo, se ha convertido en icono de la ciudad. Un antiguo relato relacionado con la universidad en el siglo XV da sentido a la búsqueda del escuerzo …,ardua tarea en la inmensa portada.

…Además del deseo cumplir, una inmensa sed de conocimiento te invadirá, despertará sentidos y tu ingenio agudizará, pues aunque no se puede otorgar lo que la naturaleza no da –inteligencia, capacidad–, sí se puede ilustrar.

Hubo quién todo lo abandonó por estudiar

Fundada en 1218 por Alfonso IX de León bajo el lema “Los principios de todas las ciencias aquí se enseñan”, la Universidad de Salamanca tiene su origen en las escuelas episcopales, como la mayoría de las universidades europeas.

En una época en que la enseñanza estaba reservada a los nobles y clérigos, la facultad se convirtió en referencia de estudiantes y sabios. Durante el siglo XV, el número de escolares registrados alcanzó los seis mil, un aumento muy considerable respecto a los quinientos registrados de media en el siglo XIV . “El que quiera saber que vaya a Salamanca…”

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…Y en las aulas, siervos, señores, pobres, nobles, criados, príncipes …,hambrientos, ricos, laicos, clérigos …Todos ellos ávidos de cultivarse, instruirse y profundizar en las Ciencias…

En una centuria en que la brujería, la lujuria y la picaresca eran perseguidas y castigadas, nacieron leyendas como admonición para intentar controlar el comportamiento de aquellos que no se dejaban gobernar.

Una de ellas, tuvo como escenario la antigua biblioteca que se encuentra tras la fachada donde la rana hay que buscar. Bajo el mandato de Alfonso X de Castilla, abrió sus puertas convirtiéndose así en la primera biblioteca pública de Europa. El rey, conocido en la historia como el Sabio, creó el cargo de bibliotecario y dotó de estatutos unas cátedras que abrieron sus brazos a las Ciencias.

…Y allí, en la biblioteca, era frecuente ver a pajes reservando banco al señor que sirvieran. Junto a ellos asistían a clases para luego ayudar en el estudio y preparación de la materia…Sin pretenderlo cambiaban su existencia.

Lo esencial para obtener los privilegios de estudiante era inscribirse y jurarle sumisión al rector Las clases impartidas en latín, en un intento de unificar lenguas, culturas y creencias, eran por todos respetadas y esperadas con

 

…Hubo hombres que todo lo abandonaron en nombre de la ciencia. Padres, casa, mujer…Campos que cultivaban quedaron en manos de sus féminas…,pues a ellas no les estaba permitida su presencia…Y la ciudad se llenó de meretrices que proclamaban que el cuerpo tiene necesidad…Tras las clases, eran ellas las maestras…Mientras enseñaban aprendían triquiñuelas. Mentoras y discípulas, deseadas, odiadas…, buscadas después de las letras

Salamanca vivía una época dorada, la ciudad crecía imparable y en cualquier calle salmantina, junto con el saber caminaba el ocio de la mano…El bullicio y la excitación que produce la vida abría puertas a la distracción…A veces se quedaban abiertas y los estudiantes no terminaban sus carreras…,pues la muerte no perdona ni aun a la sapiencia.

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Pudo ser verdad

Cuenta una historia antigua algo que pudo ser verdad, pues él existió, escrito está en el antiguo registro de la universidad.

Sus preceptores le auguraban una brillante carrera, el estudiante reunía todas las virtudes que un jurista debía preservar. Dedicación, entrega y una mente especial.

Él jamás flaqueó, a pesar de las largas noches en vela, el abandono de su hogar, el hambre que cada mañana atacaba voraz…No era noble ni rico, sino labrador que la tierra abandonó sin poderlo evitar. Cómo apasionarse con aquella que a veces aliviaba su soledad…

Ella también era alumna, pero su escuela eran las calles y su licenciatura la corte alcanzar. Tiempos difíciles para amar. El destino los unió y ellos no se quisieron separar. Sin lugar para sus encuentros, esperaban al atardecer en el que la luz permitía, bajo el uniforme de la Universidad, ocultar sus formas de mujer en el traje talar, y, con él, los enamorados, con largas horas en la biblioteca, satisfacían el ansia de aprender y la necesidad de amar.

Cuenta la leyenda que el perspicaz pupilo sus estudios no pudo terminar…Se lo llevó la muerte envidiosa de tanta felicidad…,o, quizás, fue una epidemia que asolaba la época medieval.

Con su muerte, los estudiantes comenzaron a murmurar…”En la biblioteca se escuchan sollozos que se pierden en la altura como si pudieran por las estanterías escalar…”

…Si fui yo tu condena, quedo esclava de este lugar …

Y en el frente esculpido de la Universidad, Juan de Talavera, con la figura del sapo y del cráneo que la muerte representa, quiso apercibir lo que la distracción puede causar. En una época en la que la magia era realidad, el sapo se convirtió en rana en la creencia popular…Los estudiantes le dieron fuerza al buscarla con la mirada…,pues sabían que si la encontraban, el espíritu que la biblioteca habitaba, les ayudaría a aprobar.

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Tiempos en los que se mezclaba magia, superstición y conocimiento; tiempos en los que esta leyenda pudo ser realidad. Testigo y advertencia en la fachada grabado está.

Atavismo que no se debe olvidar

Frente a la portada, en el centro del Patio de Escuelas, el edificio de Escuelas Mayores y sus relieves desafían a encontrar esa rana que es sapo en realidad. Estudiantes…,sus pisadas en los adoquines se convierten en eco cuando se alejan por la estrecha calle que a estas horas de la mañana vacía está…

Parece que el silencio custodia el lamento de Unamuno “No es lo malo que vean la rana, sino que no vean más que la rana”. Y es cierto que la belleza aquí, de todo en general, es muestra sublime de arte acompañado de cierta melancolía y tristeza que el relieve deja adivinar.

Entre escultura que narra historia, diviso a la rana que, erigida encima de calavera, me recuerda que no me distraiga más y que empiece a desear. Deseo y continúo mi andar.

Un abrazo.

Maica Rivera

Scott Hefti

Source: Viajes y Turismo

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