Los sueños cumplidos de Ángela Portero: Capeando el temporal

Zarpamos de Al Jadida a mediodía con oscuros nubarrones que auguraban una jornada complicada de navegación a bordo del Delizia. Acudí a mi botiquín y nos tomamos una pastilla de Strujerón, un potente inhibidor del mareo, recomendado por Iciar, mi profesora de primeros auxilios del curso de Formación Básica en Seguridad Marítima.

El parte meteorológico no era muy propicio para navegar en los dos próximos días, pero el propietario del barco, el Comandante Máximo, quería zarpar, tras el retraso provocado por el temporal que le había obligado a permanecer cinco días fondeado en el puerto de Al Jadida. Quedaban menos de treinta días para la fecha prevista de entrega del catamarán en Saint Marteen, dónde el Lagoon 450 pasaría el invierno haciendo charters.

La lluvia nos acompañó durante todo el día. Con el viento en contra y mucha ola atravesada, tomamos rumbo sur y navegamos en paralelo a la costa durante bastantes millas. Las olas, de más de tres metros, rompían con fuerza contra la proa del Delizia; los pantocazos eran constantes y al cabo de unas horas empezamos a sentir los primeros síntomas de mareo. Aunque hacía frío y lloviznaba, salimos a cubierta, buscando el alivio de la brisa. Sabíamos que el mejor remedio ante el mareo es ponerse al timón, mirando al horizonte y anticipándose a los movimientos del barco.

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