Salamanca celebra con luz la llegada del verano. La capital del Tormes albergará, del 15 al 18 de junio, el II Festival de Luz y Vanguardias. Un acontecimiento abierto y participativo que saca a las calles las últimas tendencias del arte de la luz. Una oportunidad para redescubrir, bajo nuevos focos, la riqueza monumental y el intenso pulso cultural de esta ciudad patrimonio de la Humanidad.
La naturalidad con la que Salamanca admite sucesivas visitas y redescubrimientos resulta sorprendente en una ciudad de su, relativamente modesto, tamaño. La ciudad vieja, declarada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, es un tesoro inacabable de arquitecturas: desde el románico hasta el art déco sin olvidar por supuesto su condición de capital del plateresco renacentista. El propio trazado de la ciudad, repleto de calles singulares y espacios simplemente espectaculares como la Plaza Mayor, es una invitación al paseo y al disfrute del arte.
Pero a diferencia de otras ciudades monumentales, la vida cultural de Salamanca sigue fluyendo con fuerza entre sus características piedras de Villamayor siglos después de su llamada Edad de Oro. Buena parte de la culpa la tiene su vida universitaria y una vocación artística que pervive en el gusto abierto y cosmopolita de los salmantinos y de esos estudiantes que ya Cervantes describió como, «gente moza, antojadiza, arrojada, libre aficionada, gastadora, discreta, diabólica y de buen humor».
En el espíritu de esta tradición, el Festival de Luz y Vanguardias, que celebra del 15 al 18 de junio su segunda edición, propone descubrir o redescubrir la ciudad desde una nueva perspectiva, la del arte moderno, que contrasta a la vez que complementa su monumentalidad. Gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Salamanca y al apoyo de Iberdrola, artistas internacionales, creadores independientes y estudiantes universitarios dispondrán, durante cuatro noches, de algunos de los espacios más emblemáticos de la ciudad para mostrar sus obras, abiertas al disfrute de quienes paseen por las calles de Salamanca.
Las creaciones exploran las múltiples vertientes del llamado arte de la luz incluyendo elementos de la plástica, la instalación, el vídeo y la proyección.
Desde su primera edición el Festival ha mostrado una clara vocación de apertura al público, sacando el arte de vanguardia de museos y galerías y facilitando la inmersión del espectador en nuevos mundos nacidos de la interacción entre la luz, la oscuridad y el patrimonio artístico salmantino.
La Plaza Mayor de Salamanca es el epicentro del Festival. Proyectada por Churriguera a principios del XVII, las proporciones de su cuadrilátero «irregular, pero asombrosamente armónico» en palabras de Unamuno, la convierten en una de las más bellas de Europa, además de un destacado ejemplo del barroco español. Alberga el Ayuntamiento, sobre cuya fachada se desarrolla el concurso oficial en el que participan artistas y colectivos independientes y empresas del ámbito del videomapping. Desde el Ayuntamiento, un breve y agradable paseo hacia el sur por la animada Rua Mayor conduce a otro de los escenarios del Festival: la Casa de las Conchas, sobre cuya fachada sur se proyectarán las creaciones de los estudiantes de las dos universidades de la ciudad dentro de la sección «jóvenes talentos». Más allá de su condición de icono turístico salmantino, este palacio, construido por la familia de los Maldonado, es una singular muestra del gótico civil español. Su interior, que alberga la biblioteca y una sala de exposiciones, bien merece una nueva visita diurna.
La Rua Mayor desemboca en otra de las grandes plazas de Salamanca, la de Anaya, situada al costado de la Catedral Nueva y junto al palacio neoclásico del mismo nombre. Este espacio diáfano, todo un clásico en los días soleados, es uno de los lugares con más arte callejero de Salamanca. Durante el Festival, albergará la obra de uno de los artistas internacionales invitados. En la primera edición la propuesta de láser, humo y sonido del holandés Edwin van der Heide fue una de las sensaciones del Festival. La obra de este año, desarrollada por el dúo franco-japonés Nonotak Studio, promete ahondar en ese espíritu participativo, festivo y multimedia.
Una bajada por la serpenteante calle del Tostado conduce al último hito de nuestro recorrido, aunque no el del Festival. Se trata del convento dominico de San Esteban, un espectacular complejo en el que destaca especialmente la fachada plateresca de su iglesia. Será aquí donde se exponga la propuesta de un artista consagrado como el mexicano Rafael Lozano-Hemmer, que tomará el relevo de Ana Barriball a la hora de demostrar el enorme poder de la simbiosis entre el patrimonio salmantino y el arte de la luz. Sobre la fachada plateresca de la Universidad de Salamanca, ubicada en el Patio de Escuelas Mayores, proyectarán sus obras dos artistas españoles, José María Cruz Novillo y Juan Gomila, que tomarán el relevo de Daniel Canogar. Más información: luzyvanguardias.com y www.salamanca.es.
Guía para disfrutar del Festival
La experiencia comenzará el jueves 15 de junio a las 11 de la noche, cuando las luces de la ciudad se atenuarán para dar paso a la luz del arte hasta la madrugada del domingo. Las proyecciones de las obras presentes en los distintos puntos de la ciudad (siete espacios principales) se realizan de manera continua, por lo que cada visitante puede diseñar su propio recorrido y adaptarlo a su paseo nocturno. Además, este año se incorpora la sección +Luz
Source: Viajes y Turismo