Fue en la madrugada del lunes al martes, mientras en tierra firme el día se aventuraba excelente (cuatro o cinco grados y un ligero viento). A 10.680 metros sobre Pensilvania, en cambio, ocurría otra cosa. Un vuelo de Virgin Atlantic desde Los Angeles a Londres alcanzó una velocidad máxima de 801 mph (1.289 km). «Nunca he visto este tipo de viento de cola en mi vida como piloto comercial», tuiteó Peter James, con veinticinco años de experiencia. Esta cifra puede ser un récord para el Boeing 787-9, el avión protagonista de esta historia. Hasta ahora se tenían noticias de una velocidad máxima de 776 mph (1.248 km/h). Hay que tener en cuenta que la velocidad de crucero normal de un Dreamliner es de 561 mph (902 km/h). Cualquier cifra superior o muy superior, como en este caso, se produce gracias al apoyo de la naturaleza. El Boeing de Virgin Atlantic -un avión de tamaño medio y fuselaje ancho, con doble pasillo, capaz de transportar 290 pasajeros- llegó a Londres a las 08.22 de la mañana del martes 19 de febrero, cuarenta y ocho minutos antes de la hora prevista, tras recorrer 9.797 kilómetros. ¿Qué pasó? The Washington Post lo explica con una metáfora ilustrativa. «Es como la pasarela mecánica del aeropuerto. Tienes tu propia velocidad de avance, pero si continúas a esta velocidad en un entorno que se está moviendo (la pasarela), puedes propulsarte a una velocidad impresionante». Carlos Salas, Decano del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (COPAC), explica este fenómeno para ABC Viajar. «En el Atlántico Norte se produce un fenómeno meteorológico conocido como jet stream o chorros de viento. Ocurre durante todo el año, con mayor o menor intensidad. Esos chorros se mueven de Oeste a Este, y nosotros los utilizamos al venir a Europa para favorecer el tiempo de vuelo. Estos días, esos chorros han llegado a los 200 nudos (370 km/h)». «Hay que tener en cuenta -prosigue Salas- que la velocidad de crucero de este modelo es de 490 nudos (unos 900 km/h), el 85 por ciento de la velocidad del sonido. Esa velocidad sería la velocidad verdadera en un entorno de viento cero. Como en este caso, el viento de cola era de unos 370 km/h, el avión ha podido llegar a los 1.289 km/h contabilizados». ¿Superó la velocidad del sonido?
El dato registrado por este Boeing no significa que superara la velocidad del sonido (en la atmósfera terrestre, 1.235,52 km/h). De hecho, el avión sin el empuje del viento -como nuestro paseo por la pasarela mecánica- habrá volado probablemente en ese entorno del 85 por ciento de la velocidad del sonido, a lo que habría que sumar el efecto del chorro de viento. Por eso, continúa Salas, no llegó el efecto del boom sónico, ese sonido abrupto que se produce cuando se rompen las capas de aire acumuladas delante del morro del avión, cuando se supera la velocidad del sonido.