PILAR BELLO

  • Es la más grande de las islas bretonas y perla turística del Atlántico francés.
  • Monet reflejó en Las agujas de Port Coton la bravura de esta costa de Bretaña.
  • Fotogalería de Belle-Île en Mer.

Port-Coton. Belle-Íle en Mer

“Estoy en un país precioso de salvajismo, un amontonamiento de tremendas rocas y un mar inverosímil de colores”, escribía Claude Monet a su amigo y mecenas Gustave Caillebotte, pintor expresionista francés. El lugar no era otro que Belle-Île en Mer, la más grande de las islas bretonas y perla turística del Atlántico francés, del tamaño de Formentera, con poco más de cinco mil habitantes estables, pero con una costa tan rocosa, accidentada y llena de recovecos que convierte su litoral en un camino de nada menos que 80 kilómetros.

La puerta de entrada a la isla está Le Palais. Allí nos recibe la silueta de la vieja fortaleza diseñada por Sébastien Le Preste, más conocido por el señor de Vauban, el gran estratega de Luis XIV cuyas obras defensivas han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad. La vista de Le Palais desde la zona amurallada de la Citadelle Vauban descubre su puerto como un refugio natural y el pueblo con una concentrada actividad cultural y sembrado de casas de colores. Buen lugar para hacer honor a  sus tradicionales crepes, saladas y dulces, y las galettes de trigo sarraceno, regadas con la rica y refrescante sidra bretona.

Cuando Monet llegó en 1886 a la isla se instaló en la aldea Kervilaouen, muy cerca  del Gran Faro, el más alto de la isla con 52 metros de altura desde el que se puede contemplar una preciosa perspectiva la belleza isleña. En esta pequeña aldea aún se conserva la casa en la que residió durante dos meses el artista. Para captar el mar embravecido, la espuma blanca de las olas y las rocas que surgen junto a los acantilados, Monet realizó hasta 39 obras. La luz y el mar caprichoso cambiaban cada día y le obligaban a repetir una y otra vez. Hasta que consiguió su obra más famosa: Las agujas de Port Coton, fiel ejemplo de la bravura de esta costa de Bretaña.

Mucho más tranquila y protegida es la costa noreste de la isla, donde se encuentra Sauzon, uno de los pueblos más bonitos y pintoresco. Su puerto acogió durante mucho tiempo la pesca como actividad principal y prueba de ello son los exquisitos pescados que se comen en sus restaurantes y las conservas de pescados, principalmente sardinas, que encontramos en sus tiendas.

Al norte de Sauzon, La Pointe des Poulains es un paisaje deslumbrante de una belleza sobrecogedora. Allí llegó la actriz Sarah Bernhardt en 1894, con 50 años, de vuelta de una gira internacional y quedó seducida por el paisaje salvaje y casi dramático. Compró y reformó un fortín militar abandonado, construyó dos villas para sus amigos, y allí estableció su hogar los últimos 30 veranos de su vida. La huella de la diva  sigue presente en toda la zona y su leyenda pasional sigue creciendo de boca en boca.

Pero no solo el pasado de la isla es atractivo, Belle Île es un destino perfecto para unas vacaciones completas, con 350 hectáreas de espacios naturales, un sendero costero de 82.5 km para caminantes, 58 playas y un circuito señalizado para bicicletas de 80 km. Es una tierra de inspiración para artistas, poetas, pintores y escritores que se encuentran instalados en cada rincón de la isla. En verano ofrece numerosos festivales y conciertos, como el Lyrique en Mer de la Citadelle Vauban y el festival de música de cámara Plage musicale en Bangor.

La gastronomía, rica en sabores de los productos locales de calidad, permite disfrutar de una gran variedad de carnes, mariscos y pescados, además de verduras de la región, embutidos, quesos y los tradicionales dulces de mantequilla salada, sin olvidar las ricas crepes y galettes bretonas.

Y no pueden faltar las compras en sus galerías, ateliers de moda y joyería, cerámica, cristal soplado, escultura, pintura, fotografía, etc. Los artesanos locales ofrecen una amplia y rica variedad de locales a los que la visita ya merece la pena aunque no se compre nada.

Datos prácticos:

  • Cómo llegar: Ferry desde Quiberon (15 -17 euros por trayecto). Desde Barcelona o Madrid hay vuelos directos con Air Nostrum a Nantes. Desde aquí hay dos horas por carretera para llegar a Quiberon
  • Dónde comer: En el puerto de Le Palais, en la Crêperie L’Annexe se puede disfrutar de exquisitas crepes y galettes. Cerca de Port-Coton,  el bufé del Hotel Castel Clara ofrece una amplia variedad de mariscos de la zona. El hotel cuenta también con un centro de talasoterapia.
  • Dónde dormir: Belle-Île dispone de 14 hoteles, 10 campings y 6 albergues, ademas de casas de alquiler. El Hotel Le Grand Large, un tres estrellas con espectaclares vistas a la costa salvaje, permite ir dando un paseo para contemplar la puesta de sol en Port-Coton.
  • Mercados: Le Palais, Pza. de la Reépublique (todos los días en verano).  Sauzón, Muelle Guerveur (todos los días de 17h a 20h). Locmaria, Pza. Abelle Flandre (de 9h a 13h). Bangor, domingos (de 9h a 13h)
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