Wheeled World: así es viajar en silla de ruedasEl 13 de Noviembre de 2015, la vida de Pierre Cabon dio un vuelco. Esa noche salió de fiesta con sus amigos y el destino les llevó a la sala Bataclan. Pierre es una de las 552 víctimas (137 muertos y 415 heridos) con los que se saldaron los ataques terroristas al local de conciertos, al restaurante Petit Cambodge y a una brasserie cercana al Estadio de Francia, en el barrio de Saint-Denis. A sus 28 años, Pierre no puede desplazarse sin su silla de ruedas. Para muchos sería un obstáculo evidente a la hora de viajar, pero para Pierre es una herramienta más para comerse el mundo… y animar a otros en su situación a hacer lo mismo. Junto a su mujer, Myriam Cabon, ha creado Wheeled World, un proyecto con el que quieren hacer visible cómo es viajar en silla de ruedas. Tras probar con escapadas a Estados Unidos, Canadá, Alemania o Bélgica, ahora la pareja de jóvenes galos quieren recorrer los cuatro continentes entre 2019 y 2020. Entre sus planes está hacer escala en Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, Kenia, Perú, Japón (con motivo de los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Tokio). «Empezamos a darle forma a Wheeled World en Junio, cuando volvimos de nuestra luna de miel. Nos encanta viajar y no hemos dejado de hacerlo en estos tres años. Y en cada destino nos sorprendía lo mismo, las pocas personas con discapacidad que nos encontrábamos visitándolo», explica la pareja a ABC vía email. Así, uniendo su pasión por los viajes y sus ganas de ayudar, empezaron a investigar por qué tan poca gente se anima a visitar otros lugares, dando con dos problemas fundamentales: el miedo y la falta de dinero. «Apenas hay guías para hacer los viajes accesibles, lo más fácil es recurrir a una agencia de viajes especializada y suelen ser bastante caras». Ante este panorama, Myriam y Pierre crearon un blog en el que ayudar a otras personas a cumplir sus sueños y viajar y «dadles una forma de hacerlo con calma y tranquilidad, sean personas con discapacidades o no». «Viajar no es más difícil que tu día a día»
Si organizar un viaje es un quebradero de cabeza para muchos, hay quien ni se lo plantea cuando entre el equipaje está un silla de ruedas. Para los Cabon, todo es cuestión de método y disciplina. «Lo primero que hacemos es comprar todas la guías que encontramos del destino para organizar qué actividades podemos hacer», explican. Después, buscan alquileres de coches adaptados u hoteles con habitaciones accesibles. «La mayoría no las ofrecen online así que tienes que llamar o mandar email para confirmar los detalles y hacer la reserva», aclaran. Por supuesto, más allá de moviles, cámara de vídeo y hueco para souvenirs, para ellos es fundamental llevar material médico y una caja de herramientas. «Es nuestro kit de primeros auxilios si tenemos algún problema con la silla de ruedas», aseguran. De cara a su vuelta al mundo para el próximo año, la pareja se ha encontrado con nuevas necesidades logosticas, entre ellas la financiación. Por ahora, los Cabon están estudiando formas esponsorización y cuentan con el apoyo de jaccede.com, una plataforma colaborativa para viajeros con discapacidad en la que también publican toda la información sobre los lugares que visitan, desde restaurantes a puntos de interés u hoteles adaptados. Cuando todo se vuelve un poco más difícil «nos anima luchar por conseguir nuestros objetivos», se sinceran. Porque, como aclara Pierre, su rutina diaria ya es de por sí un desafío: «Cuando estás en una silla de ruedas, tienes que organizar tu día a día para hacer las tareas básicas de la forma más simple, ahorrando energía para el resto del día. Necesitas equipamiento, espacio, reorganizar tu hogar para que sea práctico para ti… Y al viajar, todo cambia. De repente no tienes espacio suficiente para llevar equipamiento pesado o grande, las habitaciones tienen una organización diferente, las cosas están situadas siguiendo unas normas genéricas que te dificultan su uso… Pero es todo ajustarse. Viajar no es más difícil que tu día a día, especialmente si has preparado el viaje con antelación». Pedir ayuda
La pareja reconoce que lo más difícil para una persona con discapacidad es «derribar los límites físicos y psicológicos» a la hora de planear un viaje, algo que buscan romper con su proyecto. «Para los primeros necesitas dos cosas: un equipamiento adecuado y unos buenos compañeros», enumeran. Por eso buscan también promover la acción colectiva y enseñar a ayudar «no como asistentes, sin como compañeros». Y es que, para Pierre, los límites psicológicos son más difíciles de superar. «La idea es simple: porque un lugar no esté catalogado como totalmente accesible no significa que no puedas ir. Simplemente necesitas un poco de ayuda», asegura. Una ayuda que empieza por uno mismo y por la forma en la que se percibe: «Tanto tú como el resto del mundo lo más seguro es que penséis que no podrás viajar por falta de información. No encontrar en internet, donde supuestamente está todo, lo que buscas te hace sentir muy inseguro». Es por eso que la pareja quiere «que la gente quiera viajar. Queremos enseñarles que sí se puede. Y queremos darles todos los detalles posibles sobre a donde ir, para que puedan proyectar ellos mismos ese viaje». Y entre las cosas que quieren transmitir es que no pasa nada por pedir ayuda y ser claro con lo que se necesita. «La gente suele estar muy feliz de ayudarte, pero ni entienden ni pueden entender lo que realmente necesitas o cómo te sientes», comenta Pierre, que defiende actuar con normalidad ante este tipo de situaciones. «Estar en silla de ruedas te da oportunidades diferentes de conectar con la gente, sea porque se sienten felices y sorprendidos por verte disfrutar tanto del viaje como ellos o sea porque a veces necesitas que te echen una mano», insiste. Casi tres años después de los ataques terroristas que paralizaron la capital francesa, Pierre y Myriam hacen balance: «Hemos tenido que aprender a vivir sobre ruedas, con la energía de nuestros amigos y de nuestra familia. Nuestra vida cambió y hemos buscado nuevas formas de afrontar todas las situaciones de nuestra vida. Pero en estos tres años hemos aprendido que algunas cosas hay que dejarlas ir. La vida es preciosa y queremos disfrutarla al máximo. Nuestro viaje alrededor del mundo es un sueño y ahora todavía tiene más sentido porque podemos abrir el camino a muchos otros».

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