Así es la ciudad de la conspiración de la independencia de MéxicoDice la leyenda que el apóstol Santiago bajó de los cielos para poner paz entre los conquistadores españoles, liderados por el indígena Conin, convertido al catolicismo y bautizado con el nombre de Fernando de Tapia, y los indios chichimecas. Ambos se enfrentaban, sin armas -por petición de los chichimenas, que reclamaban una muestra de valentía por parte de los españoles-. En litigio estaba la ciudad de Créttaro, que pasaría a llamarse más tarde Santiago de Querétaro. Sobre lo que sucedió después hay distintas versiones. Según algunas, los indígenas perdieron esa batalla, pero según el guía local que nos conduce por la ciudad en uno de sus camioncitos turísticos la victoria cayó del lado chichimena, cuya «ferocidad» desconocían los españoles. Fue con la derrota de estos cuando, aquel 25 de julio de 1531, apareció el apóstol Santiago con una solución salomónica: la mitad de la ciudad para cada bando. Así, durante siglos la localidad estuvo dividida -por la que hoy se conoce como calle de la Corregidora-, en la parte española y la indígena. «A esta se sumó una tercera, la mixta», en la que vivía la población producto del mestizaje. El misterio de Maximiliano
Tercera ciudad más importante del Virreinato de la Nueva España, en ella se inició la conocida como Conspiración de Querétaro que desencadenó la independencia de México en 1810. En 1824 se crearía el Estado de Querétaro. Desde entonces, su capital, Santiago de Querétaro, ha sido escenario de hitos históricos, algunos muy dolorosos, como la firma del tratado por el que México perdió parte de su territorio en favor de EE.UU. tras dos años de guerra (1846-48). Un década después se promulgaría en ella la Constitución de 1857, y años más tarde sería testigo del fusilamiento -indispensable visitar el Cerro de las Campanas- del archiduque Maximiliano de Habsburgo, emperador de México entre 1864-67. Esta sería la versión oficial. La leyenda asegura, sin embargo, que el emperador no murió pues Benito Juárez le perdonó la vida al ser masón como él. A cambio, el archiduque prometió silencio y se instaló de por vida en El Salvador, con el nombre de Justo Armas. Allí moriría ya centenario. Situada a algo más de 200 kilómetros de Ciudad de México hacia el norte, unas dos horas y media de trayecto por carretera y menos de una en avión, Santiago de Querétaro, con una población de 600.000 habitantes, está considerada una de las ciudades más bellas del país. Su rico patrimonio artístico y cultural -fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1996-, así como su gastronomía y su clima (en invierno oscila entre los 4 y los 21 grados), la convierten en un atractivo lugar turístico. La parte indígena, que hoy se llama el barrio de la Cruz, se caracteriza por edificios de colores vistosos y en su mayoría de una planta. Los de dos niveles se encuentran en la parte española. A esta diferencia se añade el trazado de las calles, rectas, frente al diseño en zig-zag de los nativos, conocedores de cómo evitar las inundaciones. Templo de la Santa Cruz – S.G.
Cristianización
La conquista militar de Querétaro por parte de los españoles fue seguida después por la espiritual, con la fundación, en 1683, del primer centro de cristianización en el Nuevo Mundo, el colegio de Propaganda Fide de la Santa Cruz, ubicado en el Templo de la Santa Cruz. Levantado en el lugar donde tuvo lugar la conquista, está gestionado por los monjes franciscanos. A día de hoy es el único convento, de los 16 que llegó a tener la ciudad, que sigue en funcionamiento. El casco histórico de Santiago de Querétaro ofrece numerosas opciones para los visitantes, iglesias de extraordinaria belleza, con estilos que van desde el barroco hasta el estilo neoclásico (el Templo de San Francisco, el Templo y Convento de la Santa Cruz, el de la Congregación o del Templo de Santa Rosa de Viterbo); museos sobre la historia de su ciudad, como el de la Restauración de la República. Pasear por la ciudad es una de las asignaturas obligadas. Sentarse en sus cafés y visitar plazas tan emblemáticas como la de la Corregidora o la de Armas, presidida esta por una estatua del marqués de la Villa del Villar del Águila, responsable de la construcción del acueducto (1735), un icono del skyline de la ciudad. En estas plazas es habitual la presencia de índigenas -muchos de ellos todavía niños- de la región vendiendo artesanía, como las muy apreciadas muñecas otomíes. Para quienes tengan algo más de tiempo extra, le recomendamos visitar algunos los pueblos mágicos del estado, como San Sebastián Bernal, Cadereyta o Tequisquiapan; o llegar hasta la Sierra Gorda, declarada Reserva de la Biosfera, donde además se encuetran algunos de las edificios religiosos más hermosos, como sus misiones franciscaas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2003. Misiones franciscanas Las iglesias franciscanas de la Sierra Gorda, en el estado de Querétaro, son otro de los grandes atractivos de esta región. Fueron edificadas a mediados del siglo XVIII, durante la última fase de la evangelización del interior de México y se convirtieron en un elemento de referencia para la prosecución de la evangelización en California, Arizona y Tejas, según la Unesco. Sus fachadas ricamente ornamentadas ofrecen un interés particular porque son un ejemplo de la labor creadora conjunta de los indios y los misioneros. Los poblados rurales creados en las cercanías de la misiones han conservado su carácter autóctono.Las misiones franciscanas de la Sierra Gorda de Querétaro en México son cinco misiones construidas entre 1750 y 1760, y su fundación ha sido atribuida a fray Junípero Serra.

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