El primer bar de Europa en el que solo se sirve aguaCaminamos en dirección a la plaza de toros de Lisboa y nos desviamos rumbo a los jardines de la Fundación Gulbenkian, con parada en un bar muy especial. No nos detenemos para beber una cerveza ni un café, tampoco para tomar una tapa… Bienvenidos al primer bar exclusivamente de agua en Europa, que acaba de abrir sus puertas detrás de la histórica Pastelería Versailles y nos deleita con 60 variedades. ¿Qué le apetece a usted? ¿Agua de Groenlandia? ¿De las montañas de Austria? ¿De la Islandia profunda? ¿De un lago ruso? Si se han puesto de moda las más diversas cervezas artesanales, ¿por qué no darle a nuestro paladar diferentes tipos de agua con mineralizaciones y propiedades distintas? Vivir en la era de la nutrición saludable se extiende ahora a este punto, con una apuesta que llega de la mano de Lev, una marca portuguesa que lleva 17 años en el sector de los productos con fines adelgazantes y ahora da un salto de lo más chic. La firma dispone de tiendas en las zonas de Saldanha y Amoreiras, ambas en la capital portuguesa, además de otras tres en el norte de Portugal: Coimbra, Guimaraes y Oporto. Pero Water by Lev rompe moldes como bar pionero, especializado en aguas. Los grandes almacenes londinenses de Selfridge’s o el célebre establecimiento parisino Colette -que hace año y medio cerró sus puertas- solían despachar el líquido elemento en diversas modalidades; aunque, a diferencia del nuevo establecimiento de Lisboa, en ambos casos no se trataba de bares al uso. «Nutrición no es solo comer, es también beber. Si cada día variamos la alimentación, ¿por qué beber el mismo agua siempre?», proclama Cyril Decoret, cabeza visible de Water by Lev y artífice de haberse preocupado de incluir hasta 20 clases de agua sin azúcares. De acuerdo con sus palabras, acudir a un bar como este no constituye ninguna muestra de esnobismo, sino que responde a una simple búsqueda del bienestar. Como aliciente superlativo, no puede olvidarse que cada agua aporta unos beneficios concretos, no siempre coincidentes y, en consecuencia, complementarios. Desde 1,75 hasta 12 euros, esa es la franja de precios por cada vaso largo que pidamos de entre la carta diseñada por el sumiller Alexis Durand, también experto en vinos. El horario de funcionamiento es ininterrumpido: de nueve de la mañana a nueve de la noche. A juicio de Durand, lo ideal para el cuerpo humano es alternar el agua embotellada con el agua del grifo, con el fin de aprovechar sus diferentes composiciones y equilibrar la ingestión de líquido. «Cuanto menor es la mineralización, mayor es el sabor del que nos podemos beneficiar», concluye.

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