Futuroscope, la aventura de viajar hacia lo desconocido

Futuroscope y Burdeos representan un tándem perfecto para una escapada familiar. Desde esta ciudad francesa se puede llegar a Poitiers, donde se encuentra el parque, en poco más de una hora en tren.

Aunque Futuroscope trata de superarse año tras año, el éxito de su oferta en sus 30 años de existencia está más que avalado por los 50 millones de visitantes que han pasado por aquí. De hecho, este parque se encuentra entre los mejores de Europa por diversos motivos: satisface a un amplio rango de edad, ha sabido innovar y sorprende al público cada temporada.

Realidad virtual

Futuroscope organiza sus mundos paralelos entre flamantes jardines, canales de agua, fuentes y una arquitectura moderna que acoge las atracciones. En el interior de estos edificios, que parecen extraídos de películas de ciencia ficción, el tiempo se detiene para llevarnos a disfrutar, durante unos minutos, de otros lugares y experiencias. Los sentidos permanecen atentos para vivir todas las emociones al máximo.

Las cinco atracciones que más éxito han tenido, entre las 25 que componen su oferta, son «El Viaje Extraordinario», basada en los viajes de Julio Verne; «La máquina del tiempo», inspirada en el universo de los Rabbids; «A forge aux étoiles», un espectáculo nocturno imaginado por el Cirque du Soleil; «Baila con robots», donde los visitantes son agitados frenéticamente al son de la música; «Arthur, la aventura 4D», consistente en una carrera, y la «Vienne Dynamique», donde se descubre, a buen ritmo, la belleza de una ciudad francesa.

Las tres novedades de esta temporada son el diario de abordo del astronauta francés, en pantalla gigante; «Drone Academy», donde 15 pilotos de drones demuestran su talento; «Río en obras», para los más pequeños; y la gran estrella: «Sebastien Loeb Racing Xperience». Esta última atracción ofrece una emocionante experiencia inmersiva, única en el mundo. El visitante se convierte en el privilegiado copiloto de Sebastien Loeb, junto al que deberá completar una misión en el menor tiempo posible.

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En el parque también se pueden vivir otras experiencias alejadas de la tecnología. Los más pequeños cuentan con un entretenido espacio donde aprender a conducir, subir a vehículos de bomberos, pedalear sobre el agua, flotar en burbujas, subir en cohetes y mojarse en saltos de agua. Los mayores obtendrán su cuota de emoción tomando una bebida suspendidos en un bar a 35 metros de altura, o en «Ojos que no ven», conociendo las limitaciones y barreras que encuentra un invidente a su paso (angustioso pero revelador).

Los restaurantes, bares y hoteles del parque o de su entorno contribuyen a que esta escapada sea un éxito para toda la familia. Si hay ganas de más, en el departamento de Vienne (www.tourisme-vienne.com) se pueden encontrar muchas otras propuestas.

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