MACU LLORENTE

  • En el Ancestral Este te esperan castillos de historias fascinantes, interminables paisajes verdes y tendrás ocasión de respirar el aire puro del Atlántico.
  • Estamos en una isla que ha sido tierra de vikingos, normandos y también de los primeros asentamientos cristianos.
  • Antes de sumergirte en esta ruta ancestral es imprescindible una visita a  la ciudad de Cork, la tercera más grande de Irlanda.

Abadía de Wexford-Dunbrody

Nos adentramos en una de las zonas más auténticas y desconocidas de Irlanda, el Ancestral Este, donde recorreremos la maravillosa costa celta en busca de acantilados impresionantes, abadías en ruinas y un pasado con más de 5.000 años de historia.

Comenzamos la visita por Cork, en el sur del país, la tercera ciudad más grande de Irlanda. Basta pasear por sus calles para ver que está llena de vida. Aquí no hay tiempo para aburrirse. Moderna y sorprendente, no hay que perderse la galería de arte de Crawford, la iglesia protestante de Santa Ana, con cuatro relojes y ninguno con la hora correcta o el Mercado inglés que se encuentra en un bello edificio victoriano. Pero una de las actividades más agradables es pasear por la ribera del río Lee y disfrutar de los canales que terminan en el Atlántico. Todavía en el condado de Cork, visitamos la ciudad portuaria de Cobn, donde se encuentra el muelle original desde donde partió por última vez el Titanic.

Y continuamos nuestra ruta por el Acestral Este irlandes para adentrarnos en el triángulo vikingo formado por tres condados: Waterford, Wexford y Kilkenny, siempre con el color verde de los prados como compañero de viaje. Aquí mires donde mires están las huellas de los vikingos y de los normandos, pero también descubriremos los primeros asentamientos cristianos en un magnífico recorrido a través del tiempo. Nos esperan kilómetros y kilómetros de impresionante costa salpicada de monasterios que miran hacia el océano.

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En el oeste del condado de Waterford visitamos Ardmore, un pueblo frente al canal de San Jorge, donde se ubica el asentamiento cristiano más antiguo de Irlanda, fundado por San Declán en el siglo V con una ermita en la cima de unos acantilados cercanos. Este es el único monasterio de costa que sigue existiendo en Irlanda. Las huellas de la milenaria civilización celta también son aquí visibles. Con la melancolía y la alegría a partes iguales, todo lo que va apareciendo a nuestro paso resulta mágico.

Fundada por los vikingos en el año 914, la ciudad de Waterford, es la más antigua de Irlanda. Formada por calles estrechas y laberínticas, llama la atención las casas salpicadas de vivos colores. De aquí es también famoso su cristal que es muy preciado en todo el mundo. Pero como no sólo de historia viven el turista, la ciudad es también conocida por sus cervezas artesanales. Incluso desde el puerto de Waterford, la empresa Guinness exporta al mundo su cerveza.

Y en nuestra ruta entramos ya en Wexford, donde estuvieron también los vikingos por 300 años. En este condado, en el pueblo de Dunganstown, se encuentra la casa familiar de la familia Kennedy. Pero una vez más el mar nos llama. Ahora toca una visita al faro de Hook donde las magníficas vistas no te dejarán dudas de que estás en uno de los paisajes más espectaculares de toda Irlanda. Nuestra siguiente parada es en Tintern Abbey, una abadía cisterciense del siglo XII situada en la localidad de Saltmills. En su conjunto, las ruinas y los alrededores con un río de fondo, definen perfectamente el típico paisaje irlandés que primero se nos viene a la cabeza. Todo invita al misterio, pero ¡cuidado! mejor que no se te haga muy tarde aquí, ya que dicen que el 80% de los murciélagos de Irlanda se dan cita por la noche delante de esta abadía.

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Y seguimos viaje por esta magnífica tierra irlandesa que ya nos ha robado el corazón, porque en este país en cada rincón espera una agradable sorpresa, como la que se encuentra a orillas del rio Nore, donde se sitúa la ciudad medieval de Kilkenny, con su castillo como uno de sus principales atractivos, aunque quizá lo mejor está en sus callejuelas medievales y las fachadas de las casas de vivos colores.

Gastronomía y cerveza

Pero no sólo de monumentos e historia se alimenta el viajero. En Irlanda también hay tiempo para dedicarlo a la buena mesa, eso sí, acompañada de una enorme cerveza. Y en esto los irlandeses son campeones. Y como en la variedad está el gusto, hay opciones de pintas para no repetir durante todo el viaje. Además, la contundente gastronomía irlandesa, a base de productos naturales, tampoco defrauda.

El estofado de cordero de origen celta, cocido lentamente con patatas, zanahoria y cebolla se puede considerar el plato nacional. Y sí, los irlandeses también toman el té de las cinco. Eso sí, acompañado de un sandwich de mantequilla, azúcar y las deliciosas fresas irlandesas por encima. Las fresas con crema y miel es el postre estrella del verano.

Datos de interés

¿Cómo llegar? La aerolínea Iberia Express tiene vuelos directos a Cork desde Madrid, dos veces por semana, miércoles y sábado.

Recomendación: visita el museo vikingo que se acaba de inaugurar en la ciudad de Waterford, una experiencia en 3D, para vivir la historia de Irlanda en primera persona. Precio: 7 euros.

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