EUROPA PRESS

  • La experiencia gastronómica es hoy tan importante a la hora de viajar como visitar un museo, disfrutar de la música o admirar la arquitectura.
  • Según la Organización Mundial de Turismo, la gastronomía puede estimular la economía local y promover la sostenibilidad y la inclusión.

Restaurante giratorio Sun Dial

La experiencia gastronómica es hoy tan importante entre las motivaciones de los turistas a la hora de viajar como visitar un museo, disfrutar de la música o admirar la arquitectura de un destino. Lo asegura un informe de la Organización Mundial de Turismo (OMT), que considera que el turismo gastronómico es un segmento que ofrece un «enorme potencial» para estimular las economías locales, regionales y nacionales, además de promover la sostenibilidad y la inclusión.

El estudio se ha presentado en el tercer Foro Mundial de la OMT sobre Turismo Gastronómico, celebrado en San Sebastián, en cooperación con el Basque Culinary Center. Incluye dieciséis buenas prácticas de diferentes países sobre temas tales como la estacionalidad, la formación y la innovación, las iniciativas relacionadas con las tecnologías de la información y la comunicación e itinerarios relacionados con el vino.

La publicación subraya que el desarrollo del turismo gastronómico mejora la gestión de los destinos y contribuye a otros sectores, como la agricultura y la manufactura de alimentos. Se incluyen ámbitos como la reducción de la pobreza, el uso eficiente de los recursos, la protección ambiental y el cambio climático, y la protección de los valores culturales, el patrimonio y la diversidad. El compromiso del turismo gastronómico con los principios de la sostenibilidad es otra de las conclusiones del foro.

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Otro aspecto destacado es que, a través de la experiencia gastronómica, el viajero hace suyos estos principios. Además, y como conclusión, se subraya la necesidad de elaborar medidas políticas apropiadas y un marco fuerte de gobernanza. Con ello, no solo se facilitaría el compromiso de los actores que intervienen, sino también la interacción entre ellos, así como la forja de alianzas público-privadas.

La unión entre gastronomía y turismo ofrecería, por lo tanto, una plataforma para revitalizar culturas, conservar el patrimonio material e inmaterial, empoderar a las comunidades y fomentar el entendimiento intercultural.

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