Aguas cristalinas, enormes desfiladeros y bellos pinares acompañan a estos pequeños rincones o calas en los que darse un baño es un placer al que pocos se pueden resistir.
La costa española es uno de los grandes reclamos del verano. Las playas se llenan de turistas ávidos de sol y mar, pero no es necesario luchar por un hueco donde poner la toalla y la sombrilla.
Hay lugares paradisiacos, tranquilos y con aguas cristalinas donde disfrutar de estas jornadas. Son las calas secretas bañadas por el mar Mediterráneo.
DESCUBRE LAS MEJORES Calas del Mediterráneo
Desde la Costa Brava hasta Almería, estos pequeños pedazos de tierra se abren paso y se caracterizan por estar rodeados de naturaleza; de grandes desfiladeros y de amplios bosques.
Entre las más destacadas y bellas merecen mención la playa del Moro, en Menorca; la de Aiguablava, una de las más conocidas de la Costa Brava; la cala de Granadella, situada en un lugar muy cercano a la localidad alicantina de Jávea; Calblanque, un paraíso de la costa murciana; o la playa del Mónsul, la más cinematográfica de Almería.
Todas ellas son un regalo para los sentidos.
CALA AIGUABLAVA
Esta es una de las calas más populares de Begur, en Girona, y, por qué no decirlo, de toda Cataluña. Su nombre ya da pistas de lo que encontrará el viajero, ya que quiere decir ‘agua azul’.
Es una pequeña cala de arena tina en la que destacan sobre todo sus aguas cristalinas y poco profundas. Otro de sus atractivos es el entorno natural que rodea la cala, un bonito paraje de pinos y rocas típico de la Costa Brava, y los múltiples servicios con los que cuenta, como los baños públicos, empresas de actividades acuáticas y un par de restaurantes.
Además, allí mismo se encuentra el Parador Nacional de Aiguablava.
CALBLANQUE
El Espacio Natural Protegido del Parque de Calblanque ofrece la mejor colección de playas ` salvajes de la provincia de Murcia, muy distintas entre sí y para todos los gustos.
Algunas están rodeadas de Llamativas lagunas saunas, donde suelen verse flamencos y otras aves migratorias. Tal es la fama de este lugar que periódicos tan prestigiosos como ‘The Guardían’ las calificaron como las mejores de toda España.
PLAYA DEL MORO
Considerado uno de los lugares más bellos de la isla de Mallorca, esta cala de arena blanca está enclavada entre pequeños acantilados de caprichosas formas y árboles verdes que se precipitan a un mar Mediterráneo de aguas turquesas y cristalinas, creando un paisaje de auténtica postal.
La playa es virgen y salvaje, no hay hoteles ni casas ni restaurantes, solo naturaleza en estado puro. El acceso no es fácil porque hay que descender durante unos diez o quince minutos por un camino que lleva directamente al mar.
Además, es muy recomendable subir al mirador del acantilado, ya que desde allí hay una espectacular panorámica.
CALA GRANADELLA
Cerca de Jávea se puede encontrar la que para muchos es la playa más bonita de la Comunidad Valenciana. No tiene arena, solo grava, pero el color del agua y su extraordinario emplazamiento, en el parque forestal del mismo nombre, la hacen única.
Ostenta desde 1987 el galardón de bandera azul y es perfecta para practicar ‘snorkel’ y gozar de sus fondos marinos. También cuenta con una plataforma flotante que a los niños les encantará, ya que se pueden adentrar en las profundidades del agua e ir nadando hacia la plataforma para desde ella tirarse y zambullirse en las aguas cristalinas.
Cuenta con todo tipo de servicios y la recomendación más importante que se puede hacer a los visitantes es que no se olviden los escarpines en casa para que las piedras no dañen los pies.
PLAYA DE MÓNSUL
Ya sea por anuncios publicitarios, por haber sido escenario de películas o porque suele estar en boca de cuantos visitan Almería, esta cala es una las paradas obligadas cuando se viaja a esta provincia andaluza.
Situada en el cabo de Gata, en sus 300 metros de arena gruesa y oscura se agrupan todos los atractivos de este ecosistema de clima subtropical, mediterráneo, desértico, único en el continente.
Una de las cosas que más llaman la atención es la gran duna que se eleva en mitad de la playa, conocida como ‘la peineta de Mónsul’ una especie de gran ola fosilizada muy útil para refugiarse del tremendo sol del verano almeriense.
Es un espacio virgen de enorme belleza para visitar y disfrutar en cualquier momento del año. No cuenta con duchas, ni baños, ni chiringuitos, por lo que la magia de este lugar permanece intacta.
