Málaga, ruta a pie por la ciudad andaluza de los museos

Cercana y muy atractiva, la ciudad de Málaga se alza como un destino de lo más completo para cumplir las expectativas del viajero más exigente. No es para menos, ya que la capital de la Costa del Sol cuenta con muchas cartas a su favor: un clima de lo más agradable y templado, una infinita oferta cultural, una gran dosis de historia, playas urbanas y una gastronomía tradicional que lo adereza todo. Poco más se puede pedir…

Descubrir Málaga implica calzarse unas buenas zapatillas y echarse a la calle, porque así como mejor se palpa su esencia, el dinamismo de sus barrios y la alegría de su gente. Y de esta manera, pasito a pasito, es como nos topamos con joyas de la talla de la catedral Nuestra Señora de la Encarnación, aunque para los malagueños es simplemente «la Catedral».

«La Manquita»

Lo cierto es que en todas las ciudades una catedral siempre se alza como algo importante, pero aquí en Málaga lo es todavía más, porque no se trata únicamente de un edificio religioso, sino que también se siente como un referente, un hito ciudadano, un jalón en el camino y un testigo de muchos acontecimientos que han marcado el devenir de la urbe a lo largo de los siglos. De hecho, el edificio es una de las mejores muestras del arte religioso español: situada sobre los restos de otras muestras culturales tales como la primitiva mezquita almohade. La falta de una torre ha hecho que se la llame popularmente «La Manquita» y que respecto a esto circule, aún hoy, una leyenda que dice que el dinero que se destinaba en el XIX a su terminación se gastó, mandándolo a pagar las guerras en América, aunque la verdad es que se ha llegado a demostrar que ese dinero realmente se destinó a financiar obras públicas urgentes en la provincia.

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Sin embargo, más allá de la catedral, la retahíla de iglesias y capillas que salpican el casco histórico de Málaga son numerosas. Desde la iglesia de San Juan Bautista hasta la del Sagrado Corazón, pasando por la Basílica de Santa María de la Victoria, aunque también hay una buena colección de palacetes que engalanan las calles, tal y como ocurre con el palacio de la Aduana o el Palacio de Buenavista.

Pero entre los monumentos que no hay que perderse en la ciudad destaca, sin duda, el castillo de Gibralfaro, edificado en el siglo XIV para albergar a las tropas y proteger a la Alcazaba. Hoy en día podemos recorrer sus murallas y, de esta manera, descubrir unas impresionantes vistas de Málaga, aunque también merece la pena entrar en su Centro de Interpretación para conocer a fondo su historia.

Pero además de disfrutar de propuestas al aire libre, en Málaga resulta prácticamente obligado hacer una ruta por sus museos. La lista es larga, no en vano la capital malagueña se ha convertido en una auténtica «ciudad de museos». Con un total de 37, la mayoría de ellos concentrados en el Centro Histórico, la convierten en una de las ciudades con mayor densidad de museos en su casco antiguo.

La ruta museística puede comenzar en el Centre Pompidou Málaga, que es el primero que el centro de arte parisino ubica fuera de Francia. Situado en el cubo, fue diseñado en 2013 en el singular espacio de puerto a escasa distancia de los numerosos atractivos culturales y turísticos de la ciudad. Así, el centro propone, a todo tipo de público, vivir la experiencia del Centre Pompidou a través de la riqueza de su colección, la excelencia de su programación, el cruce de disciplinas artísticas y sus innovadores programas de mediación.

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Colección Carmen Thyssen

Obligado también resulta el Museo Carmen Thyssen Málaga, pues se trata de la muestra de pintura andaluza del siglo XIX más completa de España. La colección permanente está compuesta por 230 obras, que recorren de manera brillante el arte del siglo XIX español. Y, por supuesto, estando en Málaga sería un pecado olvidarse del genio de Pablo Picasso, malagueño de nacimiento. Su museo, situado en el Palacio de Buenavista, alberga una colección permanente que muestra ocho décadas de trabajo del artista.

Desde la plaza de la Constitución, bajar por la calle Larios supone adentrarse en plena actividad comercial. Llegando a la plaza de la Marina merece la pena caminar hacia el oeste por el lateral izquierdo del paseo del Parque. Construido a finales del siglo XIX sobre una franja de terreno ganado al mar, este paseo conecta el casco histórico con la zona este de la ciudad y el paseo marítimo. En él se encuentran construcciones tan emblemáticas como el antiguo edificio de Correos de estilo neomudéjar, actual sede del Rectorado de la Universidad de Málaga, el Banco de España de estilo neoclásico y el propio Ayuntamiento de Málaga de estilo neobarroco.

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