En el callejero inglés, la palabra «circus» se utilizaba como parte del nombre de una calle que formaba un círculo. Es un vocablo de origen latino y su significado literal es círculo, lo que en su inicio fue Piccadilly Circus, un espacio circular que en 1819 unió Regent Street con la via Piccadilly.
Con la construcción de una nueva avenida, Shaftesbury Avenue, en 1886 el cruce perdió la forma que lo definía como «circus», aunque continuó manteniendo el mismo nombre. En la actualidad es una gran intersección donde confluyen no solo el denso trafico de la capital londinense, sino viajeros, nativos, músicos…; y que regresa de alguna manera a su origen semántico.
Ciertamente, Piccadilly Circus se ha convertido en un punto neurálgico de Londres en el que destaca, en su lado suroeste, una gran fuente elevada sobre escalones. Es un memorial a Shaftesbury, localidad de Inglaterra, erigido para conmemorar a Anthony Ashley-Cooper, Lord Shaftesbury, conde de aquella tierra. Pero por lo que es realmente conocido es por la escultura del dios que lo corona y por las leyendas que se cuentan de él.