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- El interior de la isla de Mallorca ofrece mil y una posibilidades para hacer senderismo o rutas en bicicleta.
- De mayor o menor dificultad, Cala de Deià, Serra del Cavall Bernat, Na Pòpia, Camí del Barranc de Biniaraix o Talaia d’Alcúdia son buenos ejemplos.
Mallorca es puro mediterráneo. Y aunque el nombre se refiera a un mar, al Mare Nostrum, lo mediterráneo no se debe sólo a las costas. El interior de esta isla ofrece mil y una posibilidades para hacer senderismo o rutas en bicicleta. De las alturas de sus riscos y montañas hasta llegar a la playa, hay una gran variedad de caminos, de magníficas excursiones. Estas que siguen son sólo cinco buenos ejemplos.
La Cala de Deià
Esta excursión tiene premio final: un baño en el mar. El itinerario, en parte urbano, propone descubrir la arquitectura popular de la Serra de Tramuntana. La ruta es de baja dificultad y apenas nos llevará hora y media. Y ya que comienza en el puebo de Denia valdrá la pena visitar la Casa-Museo del escritor Robert Graves, autor de la famosa Yo, Claudio o el Museo Arqueológico de la Fundació Waldren. Después, el camino transcurre a través de dos antiguos caminos empedrados. Casas de pueblo tradicionales, molinos, lavaderos, bancales y caminos se disponen de forma escalonada hasta llegar a la Cala de Deià. Esta se aparece ornamentada con antiguas casetas y varaderos de pescadores. Un escenario distinto para el deseado baño en mitad de los calores del verano.
Ruta Serra del Cavall Bernat
Esta ruta cruza uno de los tramos más escarpados de la bella Serra de Tramuntana mallorquina. La zona es bastante salvaje y poco transitada, y se halla entre la Cala de Sant Vicenç y el Port de Pollença. El recorrido es exigente y no apto para aquellos que sufren de vértigo. Un consejo fundamental: si la previsión metereológica no es buena, mejor desistir. El premio son las vistas impresionantes que regalan sus miradores. Caminando entre cornisas, a un lado, aguas maravillosas al fondo de grandes precipicios; al otro, bosque mediterráneo de matorral y pinos.
Na Pòpia
El islote de la Isla Dragonera fue refugio de piratas, después atalaya del sistema defensivo y faro de ayuda a la navegación. Hoy es un espacio natural protegido. Varias empresas nos llevarán en barca hasta este islote. La ruta se extiende por unos 8 kilómetros y es de dificultad baja. El Centro de Interpretación habilitado en el islote puede ser el primer paso. Na Pòpia es su cumbre más alta. Los restos de este antiguo faro nos hablan de aquel tiempo duro en que los fareros y sus familias vivían en la isla. Hoy sólo veremos lagartijas.
El Camí Vell del Barranc de Biniaraix
En el extremo sur-oriental de Sóller, el Camí des Barranc y Camí Vell nos acercan a un paisaje dominado por acantilados, canchales y torrentes. El recorrido, que dura hora y media y de baja dificultad, es uno de los mejores ejemplos de ingeniería viaria tradicional. El Camí del Barranc ha sido la vía principal de comunicación del valle de Sóller y Fornalutx con los valles del L’Ofre, Cúber, Orient o el monasterio de Lluc. El barranco es un cañón kárstico modelado por la acción de las aguas que drenan hacia poniente. Durante siglos, los lugareños han aprovechado la piedra para construir caminos, bancales, subideros, casetas, etc. En 1986 se creó la escuela de margers (artesanos de la piedra seca) para preservar esta joya de la arquitectura popular.
La Talaia d’Alcúdia
Esta península es actualmente uno de los principales espacios naturales de Mallorca, caracterizado por el intenso cont raste entre los extensos pinares y las laderas cubiertas de vegetación moldeada por siglos de intensa explotación, incendios y presión ganadera. En esta ruta, asequible para todos, la principal motivación es el paisaje; por su ubicación entre las bahías de Alcúdia y de Pollença; por las montañas; y claro por la omnipresencia del mar. El recorrido, de más de 4 horas, transcurre por las tierras comunales de la Victoria. En otro tiempo eran utilizadas por los vecinos de Alcúdia para la siembra, la caza y la obtención de leña. En la cumbre se Sa Talaia encontramos los restos de Sa Talaia de La Victòria, una torre que formaba parte del conjunto de atalayas dispuestas en el litoral para vigilar la costa.
Más información:
Consell de Mallorca