El que Toulouse lleve un siglo «volando» no es una casualidad. Ya uno de sus hijos, Clément Ader, construyó la primera máquina voladora en 1886 con motor a vapor. Durante la Primera Guerra Mundial, la situación de Toulouse, lejos del frente, le convirtió en un lugar idóneo para el desarrollo de la industria aeronaútica. Poco después, en 1918, Pierre- Georges Latécoère montó su fábrica de aviones con capacidad de montaje de seis aeronaves al dÃa y fundó la Aeropostal para envÃos postales, con ruta primero hacia Dakar y más tarde a Suramérica.
Toulouse, capital europea de la aviación civil, es la sede central de Airbus. En la nave de 7.500 m2 del Museo Aeroscopia, gestionado por Manatour, el viajero disfruta de un extraordinario recorrido por el mundo de la aviación, entrando en el ballenado Super Guppy SGT, en el supersónico Concorde o rememorando aquellos tiempos cuando en 1909 el Blériot XI con su aspecto de libélula y su asiento de mimbre fue el primero en atravesar el Canal de La Mancha. Tras un vistazo a la tienda llena de atractivos motivos aeronaúticos, la visita a la fábrica de Airbus y al recinto de Ailes Anciennes se convierten en el complemento ideal para dar alas al mundo aeronaútico de Toulouse, «la ciudad rosa», apelativo que le han otorgado sus construcciones de ladrillo.
Source: Viajes y Turismo