Concha Espina, que utilizaba unos adjetivos y otorgaba unos títulos singulares, calificó a Pedro Pidal equívocamente como «el arrestado», pero no por haber sido detenido sino por sus arrestos, por sus bríos, por su valentía. En efecto, Pidal fue sobre todo un hombre valiente y además simpático, no en potencia, sino en hechos consumados, en …











