Buscando barco desesperadamente

Estaba lista para zarpar: mi vida ya estaba empaquetada y repartida por varios trasteros entre Madrid y Marbella, el lugar a dónde había emigrado para vivir los últimos meses de mi existencia sedentaria. No tenía un rumbo claro pero sí quién sería mi compañera de viaje: mi amiga Raquel López-Varela.

Ella me esperaba en Mombasa, el bello puerto Keniata, ayudando en los preparativos de puesta en el agua del Jambo, una antigua goleta de 25 metros y dos palos, propiedad de un turco establecido en Kenya con el que habíamos acordado navegar por la costa africana. El buscaba compañía y nosotras un barco que nos aceptara sin experiencia.

Yo no podría incorporarme hasta pasado el 15 de octubre, cuando tendría lugar la vista previa por la querella que he interpuesto contra Mila Ximénez por coacción, calumnias y obstrucción a la justicia.

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