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- Más allá de las playas y el disfrute gastronómico, esta provincia gallega tiene un amplio muestrario de pueblos de interés.
- Te sugerimos visitar Combarro, Tui, A Guarda, Baiona, Oia, O Grove.
Si tu destino de vacaciones es Galicia, la rutina seguro que está volcada en las playas y el disfrute gastronómico. Sin abandonar esos placeres, hay otras muchas posibilidades. A la hora de hacer alguna excursión, la provincia de Pontevedra tiene un amplio muestrario de lugares de interés. Más allá de la capital y de la gran ciudad que es Vigo, muchos pueblos de este rincón de Galicia merecen una visita (y más de una). Aquí os proponemos cinco pueblos que te gustará concer.
Combarro
Este pueblo marinero de poco más de mil habitantes, a sólo 7 kilómetros de la capital Pontevedra, puede presumir de tener una de las mayores colecciones de hórreos frente al mar de toda España. Son unos treinta. Combarro tiene un hermoso casco viejo, elogio del granito y «museo» de la arquitectura rural gallega, con los hórreos, las casas marineras y los cruceros. Por algo está declarado bien de interés cultural como Conjunto Histórico y como Sitio Histórico. El Monasterio de Poio está a sólo 3 kilómetros.
Tui
En la frontera natural con Portugal, Tui es una catedral amurallada que se ha hecho grande durante siglos por su localización estratégica. Irradió vida cultural, económica y militar, y hoy por todo ello está declarada conjunto histórico-artístico. Si nos lanzamos a recorrer las calles de su trazado medieval, encontraremos su Catedral románica y gótica, las iglesias de San Bartolomé y San Telmo, y diversos miradores. Uno de ellos es el monte Aloia, el primer lugar de Galicia en ser declarado parque natural. Desde aquí se contempla la Ría de Vigo y el valle del río Louro.
A Guarda
Asomada al Atlántico, junto al río Miño y el Monte de Santa Tecla, A Guarda es uno de los más típicos pueblos marineros de Galicia, limítrofe con Portugal. Nos muestra un triple paisaje marítimo, fluvial y montañoso. Entre sus monumentos se encuentra el Monasterio de Benedictinas (1558), la iglesia parroquial erigida sobre un antiguo templo del siglo X y las casas solariegas de los Correa y los Somoza. En el Monte de Santa Tecla está la ermita de la santa y un monumental vía crucis. A su amparo se celebran las romerías y fiestas más importantes de la villa. A Guarda está distinguida por la Comisión Europea como destino europeo de excelencia (EDEN), en reconocimiento a su propuesta de turismo sostenible. Y además, es famosa por sus langostas.
Baiona
Situada al borde del mar, la villa de Baiona se abre junto a la desembocadura del río Miñor. En torno a su bahía se ordenan sus calles más pintorescas. Merece una visita la colegiata de Santa María, del siglo XIII, y especialmente la fortaleza de Monterreal y su famosa torre del Príncipe. El recinto, ahora parador de turismo, es un trazado gótico que semeja una fortificación; son tres kilómetros de murallas. El atardecer es el mejor momento para visitarlo y quedarse impresionado con las vistas.
Oia
Si nos situamos entre los montes donde pacen los caballos salvajes, veremos Oia entre Baiona y A Guarda. Hay que ver el monasterio de Santa María la Real, declarado monumento nacional. Románico del siglo XII, pero con fachada barroca del XVIII. Decíamos caballos: algunos petroglifos demuestran la presencia de los equinos en este monte hace ya cinco mil años. Hoy los caballos se crían en libertad hasta que en junio se bajan al curro. Allí se marcan, se doman y se les cortan las crines para su venta.
O Grove
O Grove se ubica a la entrada de la ría de Arousa. El puerto es pesquero y mejillonero, muy próximo a la Illa de A Toxa, cuyo renombre proviene de sus aguas minero-medicinales. Aquí se cultiva mejillón, ostra y vieira. Y sí, hay que probarlos en alguna tasca con un copa de un vino con denominación de origen “Rías Baixas”. A Toxa es la mayor de las islas, media docena, que afloran al ritmo de las mareas en la marisma de O Vao.
Más información:
Diputación de Pontevedra – turismo
