Así es Benasque más allá de la temporada de nieveEn Benasque hay más plazas hoteleras que habitantes de fijo, de los que viven todo el año. Este bello rincón del Pirineo aragonés hace años que se convirtió en próspero enclave turístico. Lo hizo cuando decidió abrazarse «industrialmente» a la nieve. La inauguración de la estación de esquí de Cerler, allá por 1972, supuso el espaldarazo definitivo para hacer de Benasque lo que es hoy, un histórico pueblo del Pirineo que, en temporada alta, llega a multiplicar por cinco su población habitual. De todo esto da fe el alcalde, José Ignacio Abadías. Recuerda aquel Benasque de su niñez en el que las escuelas estaban a rebosar, pero aún no se había disparado el turismo. Fue a mediados del siglo XX, cuando la localidad vivió unos años de prosperidad al calor de las obras de infraestructuras que se abrían paso en el Pirineo -embalses, saltos hidroeléctricos y carreteras, fundamentalmente-. Aquel hormigón atrajo mano de obra, y familias. «Luego llegaron unos años de bajón, hasta que en 1972 se inaugura la estación de Cerler y empieza el auge turístico, un crecimiento constante», explica el alcalde. Plazas hoteleras por miles
Abadías pertenece a una familia del pueblo de toda la vida, ligada a una de las fondas históricas de la localidad, Fonda Sayó. Hace 60 años -cuenta- en Benasque había cuatro fondas y un hotel. «Entre todos los establecimientos que había por entonces quizás no sumaban cien plazas, y ahora tenemos cuarenta que suman más de 2.000 plazas hoteleras», explica. Y todo esto en un municipio que roza los 2.200 habitantes empadronados, aunque la población estable -la que reside realmente durante todo el año- apenas ronda los 1.700 vecinos. Es el corazón del histórico Benasque, el que conserva las esencias de este rincón del Pirineo que funde sus raíces con las del Reino de Aragón. Benasque ha cuidado ese pasado en su callejero, y esa historia conservada es parte destacada de su atractivo con el que se ha multiplicado al calor del turismo; maridaje de equilibrios en una localidad que cuenta con miles de viviendas en régimen de segunda residencia, pertenecientes a personas que las ocupan a temporadas, en escapadas y de vacaciones. Los viajeros del siglo XIX
Eso hace que Benasque tenga una población flotante enorme. En pleno verano se calcula que suma entre 8.000 y 9.000 personas. Es la temporada alta turística para una localidad que prospera con el esquí, pero que despunta en el estío, arropada por ese paisaje de belleza rotunda que ya a mediados del siglo XIX atrajo la atención de los naturalistas. Llegaron sobre todo franceses. Eran militares, geógrafos, biólogos, geólogos… Acudían a la zona de Benasque a estudiar y escribir del Pirineo. Esa actividad a caballo entre la ciencia, la divulgación y el viaje con cierto ingrediente de aventura fue el primer antecedente del Benasque turístico. Aquellos naturalistas dieron a conocer esta zona, este enclave, sus singularidades y sus atractivos. Y ayudó a que despuntara un incipiente interés viajero con este valle pirenaico como destino. De hecho, dio de sí para que nacieran algunas fondas. Benasque es uno de los grandes nombres propios del turismo en Aragón. Pero el «boom» no ha borrado huellas del pasado. A veces para bien; otras no tanto. «Dependemos de una carretera más propia del siglo XIX que del XXI; no es de recibo», lamenta el alcalde en tono reivindicativo. Se refiere a la N-260, la vía de comunicación de la que depende Benasque. José Ignacio Abadías exige que se reforme esta carretera y que se adapte mejor a los flujos turísticos de los que depende la economía de esta próspera porción del Pirineo. El puente medieval de Benasque está datado en el siglo XII. Se construyó como paso fundamental de la localidad para salvar las aguas del río Ésera – ABC
Contrastes
Por una peseta había pensión completa en Benasque hace 60 años. Ahora, el precio medio es de entre 70 y 130 euros, según establecimientos. A mediados del siglo XX había cuatro fondas y un hotel. Ahora, unos 40 establecimientos hoteleros.

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