EUROPA PRESS
- La costa de Guipúzco es un lugar de contrastes en los que conviven y se complementan la montaña y el mar, la tradición y la vanguardia.
- Esta ruta por la costa guipuzcoana parte de Getaria y pasa por Zarautz, Hernani, Astigarraga, Hondarribia y Pasaia.
La costa de Guipúzcoa es un lugar de contrastes en los que la montaña y el mar, la tradición y la vanguardia, conviven con la gastronomía para ofrecer a sus visitantes una experiencia de 360 grados. A pocos kilómetros unos de los otros, recorreremos seis pueblos de la provincia partiendo desde Getaria, a pocos kilómetros de San Sebastián y finalizando en Pasaia, una pequeña población cercana ya a Francia.
Getaria
Arrancamos la ruta en Getaria, una pequeña localidad pesquera del golfo de Bizkaia localizada a penas a 25 kilómetros al oeste de San Sebastián en la que entre otros personajes ilustres, nació Juan Sebastián Elcano. Con apenas 2.800 habitantes, este municipio costero es un lugar privilegiado de la costa Cantábrica. La montaña entrelaza el mar y la tierra y un pequeño puerto pesquero y deportivo.
Es recomendable también dar un paseo por el monte de San Antón y contemplar el mar desde lo que, antes de unirse de manera artificial a la costa, fue una isla hasta el siglo XVI. Además, los amantes de la playa podrán elegir entre la de Gaztetape, de 200 metro de longitud o la de Malkorbe, de 420 metros. Getaria recibe a sus visitantes ofreciéndoles naturaleza, tradición y gastronomía. Aquí se puede disfrutar del tradicional pescado a la parrilla y del txacolí, del que el municipio tiene denominación de origen propia.
Zarautz
Solo a siete kilómetros al este de Guetaria se encuentra uno de los principales destinos de veraneo del País Vasco. Zarautz es un municipio de unos 23.000 habitantes, que durante la época estival recibe a amantes de la playa y el surf atraídos por el oleaje y la belleza de sus 2,5 kilómetros de gigantesca playa. Esta playa es la reina.
Familias, surfistas y amantes de la naturaleza se dividen el espacio para disfrutar de los beneficios del mar. En Zarautz, el extremo oriental está reservado para nudistas, la zona central para quienes practican surf y en la occidental las familias y los bañistas pueden disfrutar de todas las comodidades que ofrece la playa. Además, entre el Norte de la playa y el margen izquierdo de la ría de Iñurrita se puede visitar el sistema dunar más extenso de Guipúzcoa.
La base de la gastronomía en Zarautz también está en el pescado y el marisco fresco. Aquí se pueden degustar platos típicos como los chipirones en su tinta y a lo Pelayo, merluza en salsa verde, sardinas y besugo a la parrilla o txangurro. Y para los más curiosos o seguidores, hay que destacar que en esta localidad guipuzcuana está el restaurante de Karlos Arguiñano, concretamente en Mendilauta kalea 13.
Hernani
La tercera parada no está en la costa sino a los pies del monte de Santa Bárbara y rodeado de montes. A unos 20 kilómetros hacia el este, a escasos 20 minutos en coche, visitamos Hernani, un pueblo que conserva intacta su esencia medieval. El casco antiguo de esta localidad guipuzcoana surgió a mediados del siglo XIII y conserva la mayoría de las calles y monumentos de la Edad Media, lo que ha llevado a las autoridades vascas a destacarlo como uno de los conjuntos de interés histórico-artístico de Euskal Herria y calificarlo de Bien Cultura en categoría de Conjunto Monumental.
Hay que visitar, intentarlo al menos, el museo Chillida-Leku en la finca y los jardines Zablaga en el que se puede contemplar la trayectoria profesional del escultor Eduardo Chillida. El problema es que desde su cierre sólo puede ser visitado con cita previa. En Hernani es indispensable probar un culín de sidra, cuya elaboración es tradicional en el municipio.
Astigarraga
Unos ocho kilómetros al noreste de Hernani está Astigarraga, una pequeña localidad que entre los meses de enero y abril reboza vida gracias a la sidra. Es considerada como la ‘cuna’ de esta bebida y en su honor tiene hasta un museo, la Sagardoetxea o Casa de la sidra, en la que se puede disfrutar del proceso de elaboración tradicional. No hay que dejar de probar el menú de sidrería, para disfrutar de esta estupenda bebida y del famoso chuletón.
Pero Astigarraga ofrece a quienes la visitan un casco antiguo de gran valor histórico y cultural. Destacan en esta localidad edificaciones como la parroquia de Santa María de la Asunción, también conocida como Santa María de Murgía y el palacio de Murgía y sus jardines, que abrieron al público hace unos años para la celebración de eventos.
Hondarribia
Al borde de la frontera con Francia, paramos en Hondarribia, 24 kilómetros al noreste de Astigarraga. Es uno de los pueblos con más encanto del País Vasco y un punto de referencia en el mundo gastronómico. Hondarribia forma un paisaje singular en el que contrastan su arquitectura colorista y puerto pesquero con la muralla medieval que todavía conserva.
Destacan el encanto de La Marina y la plaza de Armas, en el casco viejo de la ciudad, punto en el que se encuentra el Parador de Hondarribia, situado en el castillo de Carlos V, y desde el que se puede disfrutar de unas inigualables vistas al país vecino. La calle San Pedro es un lugar bullicioso y repleto de bares en el que la gastronomía vasca es la reina. Además, y para los más gourmets, en Hondarribia se puede visitar restaurantes de vanguardia como el Alameda, con dos soles Repsol y una estrella Michelín.
Pasaia
Acabamos la ruta volviendo unos kilómetros hacia el oeste, pero esta vez recorriendo la costa para parar en Pasaia, un pequeño conjunto de cuatro villas en las que contrasta el tono pesquero de Donibane y San Pedro con el ambiente urbano de Pasai Antxo y Tintxerpe. Aquí conviven en pocos metros el ambiente marítimo con verde del terreno montañoso y accidentado de los montes Ulia y Jaizkibel.
En Pasai Donibane se pueden contemplar las clásicas y coloridas casas de arquitectura marinera que dan forma a una bonita postal así como la iglesia de San Juan Bautista, el palacio Arizabalo o la ermita de Santa Ana además de algo curioso, la casa en la que vivió el reconocido actor francés Victor Hugo. Hay que pasear por el monte Ulia, al que se accede desde Pasai San Pedro, lugar desde donde se puede disfrutar de una increíble panorámica del Cantábrico y la bahía. Y hay que probar sus pescados en alguno de sus restaurantes.