Este archipiélago griego ofrece a los viajeros agua azul turquesa, verdes montañas, cascos antiguos que trasladan a otro a tiempo y una gran tradición mitológica. Bañado por el mar Jónico, este archipiélago situado en la costa oeste de Grecia es conocido también como ‘las islas de Ulises’ porque fue el lugar elegido por Homero para situar las peripecias sobre el héroe más épico de la antigüedad en su poema ‘La odisea’.
Las Jónicas siguen siendo, tres milenios después, la ‘ Grecia más auténtica. Un lugar que despliega su magia, desde las grandes islas, Corfú, Ítaca y Zante, pasando por sus hermanas pequeñas, Paxos y Antipaxos.
UN PARAÍSO – LAS ISLAS JÓNICAS
La primera parada de esta idílica ruta es Corfú. Verde y de accidentadas montañas, es una de las más grandes del conjunto y un auténtico vergel lleno de olivares, cipreses y huertas que compiten con playas de ensueño y las pintorescas aldeas.
Visita obligada también es el monte Pantokrator; al norte, la ciudad de Paleokastritsa; o el palacio de Achilleion, en el sur, que fue la residencia estival de Sissi.
Otra de las grandes islas es Cefalonia, un lugar que cuenta con todos esos atractivos que lo convierten en un destino inolvidable: playas enmarcadas en acantilados, un importante patrimonio cultural y pueblos encantadores, como Fiskardo, al que se conoce como el ‘Portofino griego.
Itaca es otra de las bellezas del mar Jónico, una isla llena de mitos y la más solitaria de todas, donde la naturaleza es una de las grandes protagonistas.
La ruta sigue en Zante, famosa por ser el hábitat de la tortuga boba en la bahía de Lanas, que es un Parque Marítimo Nacional. Aunque está urbanizada, tiene rincones salvajes como la playa del Navagio.
Paxos y Antipaxos son las hermanas pequeñas, pero muy interesantes. Solo tienen un par de pueblos, pero están cuajadas de cuevas marinas donde el agua es de un azul irreal.
Lo mismo ocurre en Léucade, un lugar idílico donde parece haberse parado el tiempo.
ISLA DE PAXOS – ISLA JÓNICA
Verde y boscosa, según la mitología, fue creada por Poseidón, que la separó con su tridente de Corfú para vivir un idilio junto con su amante, Anfitrite.
Llena 29 kilómetros cuadrados de extensión, en los que viven 2500 habitantes, y una de sus señas de identidad son sus típicas casas de techos con tejas, balcones con un estilo gótico muy particular y bello y los espectaculares colores utilizados para pintarlas, tonos suaves y brillantes que proliferan en su capital, Galo.
Se trata de un pueblo muy pintoresco que rodea el puerto y cuenta con una gran vida cultural.
ISLA CEFALONIA – ISLA JÓNICA
Es la isla más grande de todas las jónicas y, para muchos, la más bonita de todo el archipiélago. Cuenta con una playa espectacular, cuevas, lagos, su terreno, acantilados, montañas salvajes, cincuenta clases de orquídeas, un abeto que crece solo allí, buena gastronomía, un vino famoso y la mejor miel del mundo.
Posee pueblos encantadores, como Fiscardo o Assos, que cuenta con un castillo veneciano, aguas azul índigo, cipreses y pinos. Conserva también antiguos edificios y fortalezas de otros tiempos.
ISLA DE CORFÚ – JÓNICAS
Muy cercana a Italia, esta isla fue un lugar de peregrinación de los dioses griegos y un sitio de inspiración para artistas y escultores de todas las épocas, y no es para menos.
Su capital, también llamada Corfú, es un laberinto de calles estrechas y adoquinadas, rodeadas de edilicios de estilo neoclásico que giran en tomo a la plaza principal de la ciudad y una de las más grandes de toda Europa: la Spianada.
Tampoco pasa inadvertida la península de Kanoni, donde se mezclan pequeñas playas, ruinas de torres y templos antiguos, como el monasterio de Vlacherna, una construcción dedicada a la Virgen María de Vlachernon levantada en el año 1700.
LA ISLA DE ÍTACA – ISLA JÓNICA
Esta isla, que es relax en estado puro, está dividida en dos panes. La zona del sur conserva toda la esencia campesina de antaño, mientras que el norte ofrece los mejores alojamientos.
Está repleta de vegetación, cuenta con monumentos de gran interés y múltiples referencias a Ulises y posee pintorescos pueblos de interior y marineros. Uno de ellos es su capital, Vathí, emplazada en un pintoresco golfo. A 15 kilómetros de este lugar se encuentra el monasterio de Kathara, lugar de peregrinaje para los habitantes de la isla.
ZANTE
En solo 40 kilómetros de longitud se pueden encontrar campos de olivos, montañas, acantilados y calas escondidas que invitan a descubrir la isla con tranquilidad y calma.
Pero si por algo es mundialmente conocida, Zante es por su magnífica playa del Navagio o del Naufragio, vigilada por grandes acantilados y con un antiguo barco encallado que descansa en la arena blanca.
La embarcación fue usada por la mafia italiana para el contrabando de tabaco y alcohol traídos desde Turquía y durante una tormenta encallo en la playa.
